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¿Vives estresado? ¿Sabes cómo manejar el estrés? No todo el estrés es malo

11 Ago Posted by in Uncategorized | Comentarios desactivados en ¿Vives estresado? ¿Sabes cómo manejar el estrés? No todo el estrés es malo
¿Vives estresado? ¿Sabes cómo manejar el estrés? No todo el estrés es malo
 

La vida moderna está llena de presiones de tiempo y de frustraciones. En otras palabras, es estresante: apresurarte para alcanzar las fechas límite, estar detenido en medio del tráfico, discutir con tu cónyuge. Estas y otras situaciones hacen que nuestro cuerpo reaccione como si enfrentara una amenaza física.

El estrés es una respuesta física y
emocional a una situación particular. Puede presentarse a corto plazo (agudo),
o a largo plazo (crónico)
. Si el estrés es elevado constantemente, puede hacer que la persona sea
vulnerable a varias enfermedades.

Es importante que entendamos que el
estrés es la respuesta a un suceso, “No el suceso mismo”, y por fortuna se
pueden desarrollar habilidades para evitar algunos factores estresantes y
limitar los efectos de otros tantos.

Ahora bien, no todo estrés es malo.
Este puede ser positivo cuando produce energía que se dirige al crecimiento, la
acción el cambio: cuando nace un hijo o un ascenso en el trabajo.

Cada persona reacciona de diferente
forma: a quienes por naturaleza no responden casi a nada, mientras que otros
reaccionan con fuerza ante la más ligera señal de estrés.

Veamos cuales son algunos de los
signos y síntomas de sobrecarga de estrés para que puedas saber en que nivel
vives:

En tu cuerpo:

Dolores de cabeza, de pecho,
palpitaciones, hipertensión arterial, dificultad para respirar, dolores
musculares (cuello y espalda); mandíbulas trabadas, rechinido de dientes,
garganta apretada y seca, indigestión, estreñimiento o diarrea, aumento de la
transpiración, fatiga, insomnio, aumento o perdida de peso, problemas en la
piel como urticaria o disfunción sexual.

En relación a los pensamientos y
sentimientos:

Preocupación excesiva, ansiedad,
enojo, irritabilidad, depresión, tristeza, inquietud, cambios de humor,
sensación de inseguridad, dificultad para concentrarse, confusión, falta de
memoria, resentimiento; tendencia a culpar a los demás por los sentimientos
propios, culpa, apatía, sensación de insignificancia.

En
cuanto a tu comportamiento:

Exceso o falta de apetito, aumento de las discusiones,
explosiones de enojo a la menor provocación, aumento del uso de alcohol y
drogas; aumento de tabaquismo, retraimiento o aislamiento, ataques de llanto,
irresponsabilidad; reducción de la productividad, mal desempeño laboral,
agotamiento, cambios en los patrones de sueño, cambios negativos en las
relaciones cercanas, hábitos o tics nerviosos, impaciencia o reducción del
interés en el sexo.

¿Qué
hacer ante una situación así?

Lo primero es que identifiques que es lo que te causa
estrés:

-Familia y relaciones: ¿Enfrentas
problemas con tu familia inmediata o con otras relaciones cercanas? ¿Te estás
ajustando a tu matrimonio? ¿Embarazos? ¿Estas ante la separación o el divorcio?
¿Tus padres son de edad avanzada y esperan que los cuides?

-Asuntos de salud: ¿Alguna
persona a tu cargo tú enfrentan una enfermedad crónica o aguda? O ¿Te
encuentras ante una discapacidad o lesión de larga duración? ¿Te causa
sufrimiento tener dolor? ¿Te preocupa tu sobrepeso?

-Manejo del tiempo:
¿Tienes una gran lista de pendientes y no te da tiempo de cumplirla? ¿Siempre se
te hace tarde?

-Equilibrio entre trabajo y vida: ¿Esta
desequilibrada la relación entre el trabajo y familia? ¿Te agobia ser un padre
o una madre que trabaja?

– Estrés laboral: cambios
de trabajo, conflictos en la oficina, perdida de trabajo o falta de oportunidades
en el actual.

– Preocupaciones
financieras o de otro tipo:
 deudas,
presupuestos, eventos o situaciones que no puedes apartar de tu mente.

Los expertos recomiendan una serie de acciones sencillas
pero a la vez difíciles de hacer en nuestra vida diaria:

* Piensa positivamente: aleja
los pensamientos negativos y que tu “diálogo interno” sea para animarte y no
para afectarte.

*
Aprende a manejar tus emociones

* Protege tu tiempo: aprende a decir no,
identifica tus prioridades, dedica tiempo a ti mismo.

*
Haz ejercicio físico

*
Realiza ejercicios de relajación y meditación

*
Reza y dedica tiempo a tu vida espiritual

*
Cuida tu sueño y trata de dormir lo suficiente.

*
Mantén relaciones cordiales con los demás

*
Ayuda y sirve a los demás

*
Diviértete y ten sentido del humor.

Recuerda,
el estrés es la respuesta a un suceso, no el suceso mismo, y puedes desarrollar
habilidades para disminuirlo.

Por: Lucía Legorreta de Cervantes | Fuente:
yoinfluyo.com