Santa Teresa de Calcuta: el rostro del amor en acción
Hablar de Santa Teresa de Calcuta es hablar de un corazón que se dejó moldear por Dios hasta convertirse en un instrumento de amor y misericordia. Nacida en 1910 como Agnes Gonxha Bojaxhiu, desde muy joven sintió el llamado a entregar su vida por completo al Señor. Su misión la llevó a la India, donde descubrió en los pobres, los enfermos y los moribundos la presencia viva de Cristo.
En 1946 recibió lo que ella llamó “la llamada dentro de la llamada”: Jesús le pedía salir de las comodidades del convento y caminar por las calles para abrazar la miseria y la soledad de los olvidados. Con fe inquebrantable, fundó las Misioneras de la Caridad, congregación que hasta hoy se dedica a servir gratuitamente a los más necesitados en distintas partes del mundo.

El secreto de su vida no estuvo en grandes discursos ni en títulos, sino en una caridad concreta, sencilla y perseverante. Ella misma decía: “No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor”. Cada mirada que devolvió dignidad, cada mano que sostuvo al moribundo, cada sonrisa en medio del dolor, fue un testimonio de que Dios sigue obrando a través de quienes se dejan guiar por su gracia.
Santa Teresa nos recuerda que la santidad no es un ideal lejano, sino una tarea cotidiana. Todos estamos llamados a descubrir a Cristo en el prójimo, a ser luz en medio de la oscuridad, a regalar esperanza en un mundo muchas veces marcado por la indiferencia. Su vida es un eco constante del Evangelio: “Lo que hicieron con uno de estos pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40).
Hoy, al contemplar su ejemplo, se nos invita a preguntarnos: ¿cómo estoy dejando huella en la vida de los demás? ¿Qué pequeños gestos de amor puedo ofrecer para transformar mi entorno? Siguiendo sus huellas, aprendemos que cada acto de misericordia es una semilla que Dios convierte en fruto abundante.
Que Santa Teresa de Calcuta interceda por nosotros para que aprendamos a amar sin medida, a servir con alegría y a descubrir en cada persona el rostro de Cristo.